El éxito llega para todos aquellos que están ocupados buscándolo.
Henry Thoreau
Trabajar es fuente inagotable de sorpresas, alegrías y también de aprendizaje. Hace poco viví todo eso en una misma sesión y al acabar me planteé si realmente merecía la pena el esfuerzo, las ilusiones depositadas, las ganas…
Por suerte, enseguida se pasó la inseguridad y los miedos, y en automático recuperé la sensación de resiliencia: ¿para qué me servía lamentarme? ¿Qué sentido podía tener en mi vida quejarme? La vida es un viaje, y cada cosa que nos ocurre, una oportunidad para aprender y crecer, para desarrollarnos y dejarnos fluir con todo lo que ocurre a nuestro alrededor y eso, es realmente lo importante.
Alguien me dijo una vez, que vivir mata, y me parece una frase brillante, al mismo tiempo que valoro y aprecio cada día, que vivir también da vida, así que no puedo centrarme en las primeras impresiones, se debe tener en cuenta que la vida no siempre es como se quiere, pero sin duda, es como una necesita.
Hace poco, trabajaba en un foro al que califiqué como público difícil, esta temporada me ha coincidido en varias ocasiones tratar con un grupo de personas indiferentes, aquellas a las que obligan a hacer algo sin que le encuentren el sentido, y he aprendido a verles con una mirada crítica: ser un gran profesional, un técnico reconocido, y no ser capaz de gestionar emociones, de lidiar con su brecha de aprendizaje y sus incomodidades no es saludable: no desarrollas todo aquello de lo que eres capaz y eso siempre es una pena, ¿es un esfuerzo? Si, claro, pero el reconocimiento y el aprendizaje compensa siempre, y aporta valores y capacidades.
Siento que no todas las personas sean capaces de enfrentarse a sus propias inseguridades cuando la recompensa es tan elevada.
